¿Qué es un ataque de pánico?
Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo o malestar intenso que viene acompañado de una serie de síntomas físicos y mentales. Estos episodios pueden aparecer de forma inesperada y generar una sensación abrumadora.
Tener un ataque de pánico ocasional es algo bastante común. Sin embargo, si estos episodios se repiten con frecuencia o aumentan en intensidad, puede tratarse de lo que se conoce como trastorno de pánico.
Síntomas frecuentes de un ataque de pánico
- Dificultad para respirar o sensación de ahogo
- Palpitaciones o latidos acelerados
- Dolor u opresión en el pecho
- Temblores o sacudidas
- Sudoración excesiva
- Mareos o sensación de desmayo
- Náuseas o malestar estomacal
- Sensación de irrealidad o desconexión del cuerpo
- Entumecimiento u hormigueo
- Miedo a perder el control, volverse loco o morir
- Escalofríos o sofocos
Evitación y agorafobia
Es posible que empieces a evitar lugares o situaciones en las que temés que podrías tener un ataque de pánico. Estas situaciones suelen ser aquellas en las que creés que no podrías escapar fácilmente o conseguir ayuda. Este tipo de evitación puede dar lugar a lo que se llama agorafobia.
Situaciones típicas que suelen evitarse
- Viajar en subte, colectivo o avión
- Conducir
- Hacer filas
- Ir a restaurantes, teatros o shoppings
- Estar en lugares muy concurridos o desconocidos
- Usar ascensores
- Estar solo o lejos de tu casa
La agorafobia suele aparecer después de varios ataques de pánico, aunque no todas las personas que sufren ataques desarrollan agorafobia.
¿Cuál es su origen?
La agorafobia se origina como respuesta al miedo de experimentar síntomas físicos intensos en situaciones donde te resulta difícil escapar o pedir ayuda. No estás evitando el lugar en sí, sino las sensaciones que podrían aparecer allí.
Antes que nada: descartá causas médicas
Es fundamental que consultes a un médico clínico. Algunas enfermedades pueden causar síntomas similares a los del pánico, y al tratarlas, los ataques desaparecen. Ejemplos:
- Hipertiroidismo
- Tumores en la glándula suprarrenal (raros)
- Consumo excesivo de cafeína o estimulantes
Tu médico te podrá indicar estudios como análisis de sangre o un electrocardiograma.
Otros problemas pueden coexistir con el trastorno de pánico pero no lo explican por completo:
- Hipoglucemia
- Prolapso de válvula mitral
- Asma
- Alergias
- Problemas gastrointestinales como el síndrome de intestino irritable
Estos pueden potenciar la ansiedad, pero su tratamiento no siempre resuelve los ataques.
¿Es común lo que te pasa?
Sí. Estudios recientes muestran que entre el 5% y el 8% de la población experimentará ataques de pánico o agorafobia en algún momento de su vida. Esto equivale a millones de personas.
¿Quién puede tener ataques de pánico?
Los ataques de pánico afectan a personas de todas las edades, profesiones y niveles educativos. No distingue raza, clase social ni tipo de personalidad.
¿Estoy haciendo algo mal?
Hay formas de afrontar el pánico que pueden parecer efectivas en el momento, pero que a largo plazo lo refuerzan:
- Evitación de lugares o actividades (físicas, emocionales o sociales)
- Distracción constante
- Uso de objetos de seguridad o “amuletos”
- Consumo de alcohol para calmarse
Estas estrategias alivian a corto plazo pero mantienen el problema activo.
Ejemplos de evitación
- Evitar tomar café o medicación
- No hacer ejercicio o esfuerzos físicos
- Evitar emociones como el enojo o la tristeza
- No ver películas intensas o informativos
- No alejarse de lugares donde puedas recibir ayuda
Generalmente, estas actividades se evitan porque generan sensaciones similares a las de un ataque de pánico. Aunque esto puede aliviarte en el corto plazo, a largo plazo refuerza el miedo y la ansiedad.
Ejemplos de distracción
- Poner música fuerte
- Leer compulsivamente
- Pellizcarte o usar bandas elásticas
- Pedir a otros que te hablen de cualquier tema
- Imaginar que estás en otro lugar
- Dormir con la TV encendida
Estas acciones pueden ayudarte a atravesar un episodio puntual, pero si las repetís constantemente se convierten en muletas que impiden que enfrentes y resuelvas el problema de fondo.
Objetos de seguridad o “supersticiosos”
Algunas personas dependen de ciertos objetos o personas para sentirse seguras:
- Medicación (aunque no la usen)
- Comida
- Celular
- Mascotas
- Elementos religiosos
Estos objetos generan una sensación de seguridad artificial. Si no están presentes, la ansiedad suele aumentar. Con el tiempo, esta dependencia fortalece el miedo en lugar de ayudarte a superarlo.
Sobre el alcohol
Usar alcohol para calmarte puede ser riesgoso. Muchas personas con problemas de consumo empezaron usándolo como forma de manejar la ansiedad. El alcohol puede generar dependencia y, a largo plazo, aumenta la ansiedad y la depresión. Además, su uso repetido refuerza la idea de que no podés lidiar con el pánico por tus propios medios.
¿Qué causa los ataques de pánico y la agorafobia?
Hay tres factores principales:
Biológicos
Aunque no hay una causa biológica directa, podrías tener una mayor predisposición genética a sentir más intensamente ciertos estados emocionales. Tener esa predisposición no significa que vayas a desarrollar un trastorno.
Psicológicos
Algunas creencias sobre el cuerpo pueden predisponerte. Por ejemplo, pensar que las palpitaciones indican un infarto, o que el mareo es señal de perder el control. Estas creencias no causan por sí solas los ataques, pero los facilitan. Con trabajo terapéutico, podés aprender a desafiar y modificar estas creencias.
Estrés
Muchos ataques aparecen en momentos de alto estrés. Incluso eventos positivos como mudanzas o casamientos pueden contribuir. El estrés no es suficiente por sí solo, pero puede actuar como detonante si hay una vulnerabilidad previa.
¿Es normal tener ataques de pánico?
Sí. El ataque de pánico es una respuesta de miedo que forma parte del repertorio normal del cuerpo. Lo que lo vuelve problemático es que aparece en momentos donde no hay una amenaza real. En otras palabras: la reacción es normal, pero se activa fuera de contexto.